42ª Maleta
Huele a playa, a mar, a sol, a pueblo, a sierra, a espeto, a arroz,... Ya aparece el ventilador, el hielo, el tinto, ¿gaseosa o limón? En los planes de cada día hay un parón, un "hasta la vuelta", hay negociación. Las semanas que se reparten, los apartamentos, la organización...
Descalzo con un bañador y un montón de crema, con concienciación. La espuma es tu contrincante, la tienes delante, la quieres detrás. Remas y notas el frío, el agua oscurece en el fondo abisal y procuras, ahorrando energía, flotar sin deriva, esperas la ocasión. Ha llegado el estío y te aplasta pero las estelas que dejas atrás son las señas de que, un año más, sigues en camino hacia la libertad.
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Para un hotel de interior la temporada de calor es la menos ajetreada. Se aprovecha para hacer alguna reforma, grande o pequeña, para mantener el atractivo que tienen las cosas que se estrenan solo por el hecho de ser nuevas.
- Ya te queda poco para las vacaciones, ¿tienes algún destino de los tuyos en mente?
- Este año no tengo nada 'galáctico' que presentar. Lo especial va a ser la compañía, el equipo, ya me entiende.
El jefe de recepción se quedó en un silencio contenido, como cuando tenía algo que decir pero no sabía como hacerlo.
- Sé que ha sido una temporada..., compleja. Espero que disfrutes mucho de las vacaciones con tus amigos y vuelvas con energía renovada y con esa positividad que tanto nos gusta en la recepción. Los clientes están contentos y..., bueno, yo también.
- Vaya! Jefe... - comenté con voz de sorpresa - realmente le ha afectado el calor de estos días. ¿Quiere que vaya a hablar con el de mantenimiento? La temperatura debe estar demasiado alta ahí detrás - dije señalando con el pulgar la puerta del despacho de recepción.
- ¡Botones! - me cortó con gesto serio - Suba esto a la habitación 421, por favor.
- Ahora mismo jefe - respondí poniéndome en marcha al instante.
- Y vaya por la sombra muchacho. Ya le dará el sol en la cabeza suficiente divirtiéndose con sus amigos - dijo mientras yo caminaba hacia las escaleras. En su tono intuí, esta vez, una media sonrisa.
En el hilo sonaba Iván Ferreiro