13ª Maleta
Es un problema perder la memoria poco a poco, es un inconveniente diluir recuerdos como aspirinas efervescentes y perder acceso a la cualidad reparadora de las burbujitas que se escapan de la copa. Es un dilema olvidar entre qué dos opciones debes elegir y qué palabra es la adecuada para decantar la situación en favor de tu vaso y que la gota que lo colme traiga a tu mente un borrón difuso en lugar de una imagen nítida de algo, posiblemente agradable, probablemente genial e indudablemente memorable.
Para cuando recuerde el por qué de los recuerdos habré olvidado que me hice una pregunta y responderé que sí, ¡seguro!, porque no recuerdo haber aprendido a decir que no, excepto si me preguntas si me he acordado de algo que me pediste que te recordara...
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Cuando empieza la temporada alta hay mucho trabajo en todos los departamentos del Hotel. El teléfono no deja de sonar y los días empiezan a volar hasta que pasa el verano y todo vuelve a ralentizarse. Estos días no hay tiempo para charlar, no hay ratos muertos que rellenar, no hay un momento de respiro y terminar el turno es el objetivo principal.
- ¿Ya tienes ganas de irte? ¡Pero si acabas de llegar! - me dijo Enma mientras se ponía una cazadora vaquera con un solo movimiento de los hombros.
- No me quiero ir por no estar aquí; me quiero ir para estar contigo en una terracita, que no es lo mismo.
Sonrió y me guiñó un ojo desde la puerta giratoria.
- Miedo me das Botones, miedito!!!