41ª Maleta
La paciencia es una virtud perecedera. Se agota con el tiempo, se marchita.
Donde antes te animabas con el ruido, el fragor o el gran jolgorio, ahora rechinas los dientes, chistas, resoplas profusamente... Lo que te parecía gracioso, una tontada, cosas de críos, ha tornado en intolerable, muy molesto, ¡pequeños diablos!.
A la par que tu aguante, no te sorprendas, han menguado tus noches inabarcables, tu resta de importancia, tu arrogante rebeldía. Por contra han aumentado, apenas sin notarlo, tus quejas por chorradas, tus excentricidades, tu falta de ilusiones imposibles.
Y un día te hayas de cara a un balón que rueda fuera de los límites de un campo imaginario y en lugar de chutar un centro al área escuchando en tu mente la jugada por boca de un corresponsal enardecido, lo recoges con la mano y articulas sin gracia, con una mueca de disgusto: "Niño, deja ya de joder con la pelota"
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Aquel pobre bebé no paraba de llorar. El padre se afanaba acunándolo, meneándolo en el carro, distrayéndolo con el ruidillo de un sonajero, engañándolo con el chupete..., pero necesitaba claramente a su mamá. Hay cosas que la buena voluntad no compensan.
Por fin apareció la madre y allí mismo se puso a amamantar a su criatura que al fin parecía que se calmaba.
- Qué paciencia hay que tener con los chiquillos, ¿verdad? Sobretodo las madres. Son taaaan dependientes de ellas - comenté.
- A mí me habría encantado tener hijos - dijo la gobernanta con un tono melancólico - pero la vida me ha dado sobrinos estupendos y debo reconocer que me encanta ser tía.
- Y a mí que lo seas - apuntilló el barman.
- Ten en cuenta que mi sobrina me cuenta a mí más cosas que a su madre - sentenció ella con un gesto pícaro.
- Ejem! ¿No habéis oído a alguien llamarme por aquel lado? - dijo escapando de la situación con un guiño.
- No se si sería capaz de sacar adelante a una criatura..., ¡si no puedo ni conmigo mismo!
- Tienes más virtudes de las que te reconoces, botones. Empieza a ser menos crítico contigo y verás lo que realmente vales.
- Si tú lo dices...
En el hilo sonaba Carlos Sadness
Yo quiero ser (y soy) una tía pank.
ResponderEliminarCómo la de tu historia 🙂 y pensarás, qué dice esta!!!
https://www.i24mujer.com/2019/04/ya-no-seras-la-tia-solterona-ahora-se-llamaran-tias-pank
Besos
Lo que más me ha llamado la atención es lo de que "son tutoras secundarias con recursos emocionales, financieros y con tiempo de calidad y la posibilidad de influir positivamente". Tía Gilita! pero con más paciencia y mejor humor.
EliminarMuchas gracias!
Lo bueno es que existen los auriculares para escuchar música a todo volumen, con peligro de quedarse sordo, pero no por el llanto insufrible de un niño mal atendido.
ResponderEliminarSaludos,
J.
No se si prefiero a un niño llorica o un reggaeton twerkinero a toda caña. Eso sí que debe ser estar entre la espada y la pared.
EliminarMuchas gracias!
La primera parte me describe a la perfección, jajaja.
ResponderEliminarY coincido en que cuando dejamos de ser muy críticos con nosotros mismos nos atrevemos a mostrar nuestros dones
Besos
Cada vez nos conocemos mejor y soportamos menos que nos hagan perder el tiempo retenidos donde no queremos estar.
EliminarMuchas gracias!
Exacto, hay momentos en que una situación puede ser simpática y divertida pero si se repite mucho quizás pase a ser algo desagradable y molesto. La paciencia no es ilimitada.
ResponderEliminarMis saludos.
Lo poco gusta, lo mucho cansa. En el equilibrio está la clave, incluso para las malas virtudes (o defectos).
EliminarMuchas gracias!