22ª Maleta
Empieza el calentamiento sin mover un solo músculo. La mirada se concentra y los perfumes ganan terreno en la carrera por subir la temperatura. Según va bajando la luz, atenuando los detalles, se agudizan el resto de los sentidos y se acortan las distancias al alcance de caricias discretas pero muy provocadoras. Siluetas se entrelazan creando formas en movimiento, deshaciendo la piel en gotas que recorren valles incandescentes, que lubrican fricciones de hueso y carne que se desgasta antes de enfriarse. Sonidos agudos rasgan el silencio, resuellos ahogados arañan los salientes en los límites de la moderación y tensan la resistencia con el peso de una carga explosiva.
La vuelta a la calma es una pausa del pulso que empuja la lava hacia el océano volviendo tóxico el aire que lo presencia.
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- ¡Si de esta no soy capaz de hacer aparecer de vuelta un 'six-pack' medio decente me doy a la bollería industrial, a las bebidas azucaradas y a los postres de tres chocolates!- le dije al monitor del gimnasio del hotel mientras chorretones de sudor me caían por la barbilla.
- Vamos, vamos botones que vas muy justo, ¡y lo sabes! - me señaló con el dedo con una media sonrisa. - Nada que merezca la pena es fácil de conseguir. ¡Venga! ¡Otra serie! ¡Dale, dale, dale!
- Me lo dices a mí - respondí mientras cogía la posición de partida una vez más - que me he ganado siempre la vida cargando maletas arriba y abajo. ¡A por todas!
En el hilo sonaba Jorge Drexler feat. Mon Laferte