38ª Maleta
Aunque vivimos en el pasado es el futuro el que nos empuja. La certeza de que el río nos arrastrará hacia el enorme océano de forma constante, inevitable y siempre cuesta abajo. El presente no existe. Incluso el último rayo de luz que nos calienta ha desaparecido realmente minutos antes de que lo percibamos sobre nuestra piel. El sol no está donde lo vemos, está más adelante en el espacio. Y, como el que mira un partido de fútbol en la tele pero con la radio puesta me pregunto: ¿es realmente la vida en directo o tiene todo un instante de retardo?, ¿se puede intervenir en el intervalo en el que tomo una decisión equivocada y la ejecuto?
Nos mandan señales. Observa con atención. Aprende a interpretar tus sensaciones. Domínate. Avanza.
Y es que ante la improbable opción de que la lluvia empiece a caer hacia arriba solo tendrás una oportunidad de construir el futuro que crees que deseas. Una oportunidad a cada instante, pero una sola. No pierdas el tiempo. Llénalo de pasado memorable que otros se encarguen de recordar cuando no quede electricidad y la chispa sea el boca a boca que extiende los mitos inmortales.
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Con el ánimo en la UVI durante semanas había empezado a volverme una sombra más del Hotel. Mi carro emitía sonidos tristes y solitarios como los del motor de una nevera en una noche de verano. Todas las preguntas sobre mi futuro se respondían con ese mismo ruido anodino y una vez más la ausencia de objetivos, la falta de ilusión, el desconocimiento, las ideas difusas y la negación me impedían avanzar en ninguna dirección. Hasta que un día...
- Hola. ¿Tú eres el botones? - preguntó educadamente.
- Sí. ¿Puedo ayudarla en algo?
- ¡Genial! Pues sí. ¿Me podrías llevar esas maletas de allí a estas habitaciones? - dijo señalando un autobús pequeño a través de las puertas giratorias de la entrada.
Me entregó una hoja de pre-check in y al observarla con detenimiento me di cuenta de que muchas de las habitaciones eran adaptadas.
- Oh! ¿Necesita alguna silla de ruedas? - me apresuré a preguntarle - En el hotel tenemos alguna por si hace falta.
- Gracias, ¡no te preocupes!, ¡Venimos preparados! - dijo sonriendo mientras se alejaba hacia el bus.
En el hilo sonaba Rozalén