20ª Maleta
Semáforo en ambar.
Las cartas repartidas tienen fijado en su haz el destino de esta mano y el crupier con sus hábiles movimientos de muñeca controlado el ritmo al que se desenvolverán los acontecimientos. Cualquier cosa puede pasar, aunque en realidad ya todo ha pasado pendientes solo del destape final. Alea iacta est.
En la mesa se cruzan las miradas. Sé lo que yo tengo; sabes lo qué tienes. Pero este es el juego de la inexpresividad, del mantenerse frío cuando algo arde por dentro, de aparentar relajación y hasta desinterés, de mostrar seguridad aunque no sepamos qué nos depara el giro del siguiente naipe y de ver la apuesta con la esperanza de que sea suficiente con una pareja de sietes. Soy un tipo con suerte.
Y es que no hay nada peor que tirarse un farol, que excederse en la pose e interpretar un papel que no nos pega, que dejar de reír con naturalidad, que olvidarse de como es dejarse llevar, del silencio acompañado, de la mente relajada, de la confianza...
Cuando se voltee la última carta y todo sean certezas matemáticas, puedes estar segura de que aún tendré un As para ti bajo mi manga. Eres una chica con suerte.
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Después de la última remodelación del Hotel me siento como si estuviera en un lugar diferente. Huele a pintura, tengo un montacargas más grande para las maletas y hasta un carrito de esos de cinco estrellas para que no se me vea cargado como una mula. Todo parece nuevo pero todo sigue igual.
- Botoneh! Vengo a despedinme! Voy de carnavaleh y despuéh me quedaré trabahando en loh barcoh de loh moroh. S'acabó el Hotel pa'mí, pisha!
- No me digas chispas! Y ahora quién me va a contar esos chistes que tanto me gustan?
- Dise, maehtroh, me'ío del esamen porque no me sabía el símbolo con la letra K. Dise er maestro, potasio, y dise er mushasho, pome'ío! Ahí te lo deho!
- !Cómo te voy a echar de menos!
En el hilo sonaban Miss Cafeína