62ª Maleta
Estamos programados para olvidar, para caminar con anteojeras, para consumir sin cuestionar. Nos sientan en una montura y procuramos encajar, divididos en ejércitos a la voz de "¡disparen sin preguntar!". Do, re, mi, mí, me, conmigo; mío y de nadie más. ¿La música en nuestros oídos?. Marcha fúnebre al compás. Y hay quien la baila, y la goza, y la canta...
Somos de una casta de valientes que se ríe en la cara del peligro y afrontamos las consecuencias con la máxima osadía porque estamos curados del espanto ajeno, porque a nadie le aportan las responsabilidades, porque la culpa nunca cae al suelo pero tampoco pesa en nuestros brazos. Cha cha cha...
Cuando la muerte llegue con la cuenta no podremos correr y hacer un simpa, no ocurrirán milagros navideños, no ofrecerá descuentos ni rebajas. Se cobrará en especie lo pactado, lo traducido ya a todas las lenguas y que ha quedado bien publicitado.
¿Quién lanzará el primer canto rodado?.
(...)
Será porque no estamos avisados.
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Entré en casa caminando despacio como el que se adentra en una casa del terror.
- ¿Hola? - pregunté al aire mientras me iba asomando hacia el interior.
La península de la cocina estaba recogida, las dos sillas de barra alineadas en su lugar y no había platos ni vasos en el escurridor como solía ser lo habitual. En el salón todo estaba ordenado también. No había mandos de la 'Play' por medio, la funda del sofá estaba bien colocada y en la mesa baja no había revistas, ni libros, ni ningún portátil o sus cables asomando. Además parecía todo limpio. La estantería y la tele libres de polvo, la alfombra aspirada y el suelo fregado. La luz entraba por el ventanal de la terraza y atravesaba hasta la puerta de la despensa junto al frigorífico. La perfecta foto de revista de decoración.
- ¿Has estado de zafarrancho de limpieza esta mañana o qué?.
Avancé por el pasillo hacia la última puerta de la izquierda, la de la habitación del barman.
- No había mascarillas en ningún lado. He probado con todas las farmacias que he encontrado desde el hotel hasta aquí pero nada, agotadas en todas partes. ¿Te lo puedes creer?
Toqué con los nudillos en su puerta.
- ¿Estás bien?.
- ¡No entres! - me indicó desde el interior - ¿Me has traído las pastillas y el termómetro?.
- Sí. Aquí los tengo pero...
- Déjalos ahí en la puerta y vete al salón, please.
- Tío, estás empezando a acojonarme.
- Tranquilo, my friend. Tú hazme caso. Ahora te lo explico.
Dejé la bolsita de la farmacia en el suelo y me alejé de la puerta caminando hacia atrás como si estuviera en medio de un intercambio de rehenes.
En el hilo sonaba Madilyn Bailey
Bienvenido de nuevo por estos lares...como ves el virus maligno sigue entre nosotros ...esperemos que esta vez actuemos más en consecuencia ..aunque no sé porque lo dudo...Un beso y espero que tú estés bien al igual que tu familia.
ResponderEliminarAbrazos!!
¡Bien hallada de nuevo! No tengo demasiada fe. Nadie quiere perderse nada. Por suerte todos seguimos bien, pero mientras haya sorteo habrá ganadores y esto es una lotería total...
Eliminar¡Muchas gracias!
El mundo ha enloquecido.
ResponderEliminarSomos rehenes de un virus.
Totalmente. Aunque según la parte del mundo a la que mires algunos bien parecemos rehenes de nosotros mismos.
Eliminar¡Muchas gracias!
Sí que llevabas meses sin publicar, espero que este tiempo hayas estado bien de salud, y el bicho no te haya pillado.
ResponderEliminarMe alegra que te hayas reincorporado y sigas publicando, así como verte en mi rinconcito, muchas gracias por volver.
La muerte llegará cuando tenga que llegar, lo peor de todo es que creo que ninguno estamos preparados para ese día.
Besos.
Pocas certezas hay en la vida más ciertas que su final.
Eliminar¿Crees que sería bueno conocer de antemano nuestra caducidad?
¡Muchas gracias!
Extrañaba leerte, amigo. Qué bueno volver a leer tu trabajo siempre interesante y tan bien descrito...
ResponderEliminarAbrazo.
¡Qué gran honor leer esto por tu parte! No tengo más excusa que la de que son tiempos de ruido y cuesta escucharse...
Eliminar¡Muchas gracias!
Hola!
ResponderEliminarTanto tiempo sin leerte y disfrutar de los entresijos de este hotel!
Un gustazo! Me encanta que hayas vuelto!
Un beso!
Me encanta estar de vuelta y que todavía haya quien camine por estos pasillos.
Eliminar¡Muchas gracias!
Algunos dias no me acuerdo de tal. Pero es tan solo un momento. Luego recuerdo que llevamos una pila de siglos a merced de estos bichos y que a pesar de lo presuntamente adelantados que debiéramos, resulta que andamos mas o menos como en la edad media. Bueno yo paseo todos los dias por esa edad media ya que mi ciudad lo es y pienso cuando pisoteo esas calles de la villa en las cuarentenas que habrán pasado en esos siglos pasados en estas mismas calles y luego me digo; -Si han cascado unos cuantos pero si sigo aquí es porque mas de uno lo lo hizo. Esperanza muerta...
ResponderEliminarMe gusta esa parte en la que te refieres a la hermana de "Morfeo" que por cierto ahora esta buenísima y en vez de guadaña lleva una sombrilla, aunque no, seguro que no tengo ninguna prisa en conocerla.
Saludos
No hay prisa, desde luego. Ni pausa.
Eliminar¡Muchas gracias!
Incertidumbre que corroe y desespera… Lo que es seguro es que la muerte está trabajando sin descanso…
ResponderEliminarMe alegra leerte de nuevo, amigo.
Abrazos, y feliz noche.
Mira que pesa y nos amarra esa incertidumbre, ¿verdad?
EliminarMe ha encantado encontrarte de vuelta por el hotel.
¡Muchas gracias!
Me alegro muchísimo de leerte de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y a mí me hace muchísima ilusión encontrarte de nuevo posando tus ojos por las maletas del hotel.
Eliminar¡Muchas gracias!
De nada! 😊
EliminarEs que te echaba de menos... Y por favor, no vuelvas a tardar en escribir. Que pases un buen día. Besitos
Vivimos con incertidumbre y temor, tu texto tremwdo e intersante. Abrazo
ResponderEliminarTe deseo lo mejor paz amor salud y dinero
ResponderEliminarUn abrazo.
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