... en el pasado.
La carrera del tiempo discurre por las grandes avenidas enfiladas de edificios que han visto pasar los siglos. Fluye en escorrentías que arrastran blancos y negros, lágrimas de quienes se fueron sin probar las mieles de la libertad. Si hoy echaran un vistazo a más de uno le caería un buen guantazo.
La carrera del tiempo se estudió en aulas al aire libre. Se paraba a comer al sonar las dos en el campanario y encontraba el camino de vuelta cuando el sol encendía el cielo en su retirada. No dejará escrito su aprendizaje, pues lo que uno conoce, lo que sabe hacer, nadie se lo puede arrebatar.
La carrera del tiempo se zurce y se reestrena, se cocina a diario y a fuego lento, se sienta en el banco de la paciencia. La soledad rompe su alma inconquistable, la fragilidad envuelve su coraza imperturbable, la compañía abraza su corazón irremplazable. Se perderá para siempre la auténtica artesanía cuando entreguemos la vida en confianza a una IA.
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El Barman hablaba por teléfono mientras esperábamos en la fila de 'El Náutico' para ver el concierto de Iván Ferreiro. No teníamos entradas porque, igual que cada año, habían volado en cuanto el dueño subió el reel con el anuncio en su Instagram, pero siempre guardaba algunas para vender directamente en la puerta. Yo estaba pensativo, observando cómo había cambiado aquel lugar a lo largo de los años desde un espacio con un aura casi mágica donde los músicos tocaban a la luz de una hoguera, junto a una barca de pesca encallada y con el sonido de las olas rompiendo suavemente en la playa. Una música reggae de fondo daba ambientillo de verano al sitio que estaba hasta la bandera de gente por dentro y por fuera.
- La Gobernanta te manda saludos - dijo rompiendo mis pensamientos.
- ¿Qué tal está? Le has enviado muchos besos de mi parte, ¿verdad?
- Claro que sí. ¿Sabes quién va a verla todas las semanas y se pasa con ella mínimo dos horas?
- El Jefe de Recepción - respondí sin dudar.
- ¡Efectiviwonder! No se te pasa un detalle, ¿eh, Botones? - dijo golpeándome el brazo con el dorso de la mano.
- Anda calla, Boomer! "Efectiviwonder" dice...
En el hilo sonaba Karina
Me encantó el primer texto, qué bueno, tan cierto, y tu sensibilidad haciendo un retrato tan realista.
ResponderEliminarMe gustó muchísimo!
Hasta el botones a su manera también es testigo del paso del tiempo.
Un abrazo
Todo va cambiando, minuto, a minuto , no nos damos cuenta , solo cuando pasa un tiempo razonable pensanos que pronto se pasó , y en nuestra soledad los recuerdos llegan y navegan por nuestra mente.
ResponderEliminarAquel botones siempre atento a los pequeños o tan pequeños detalles. Un abrazo
El tiempo sigue su carrera, no se detiene, y con él, las vivencias y recuerdos siempre se quedan con nosotros acompañando a nuestra soledad.
ResponderEliminarUn abrazo.