... un mundo perfecto.
79ª Maleta
Mi mundo ideal es pura naturaleza. Los cambios adaptativos se equilibran al miligramo. Todo aquello que se auto depura por el precipicio de la extinción, germina en el otro plato de la balanza desde el corazón magmático de una grieta abisal. La vida se abre camino con más instinto y menos impostura. Los ritmos son circadianos, la energía: triangular. El espíritu se alimenta de hidratos sin medir los gramos que deben pesar.
Mi mundo ideal es sencillo. Carga baterías por la toma universal de los ojos con los que me miras cuando habito en otros mundos, escribiendo historias de principios sin final.
==========================================================================
El Barman y yo caminábamos en fila cada cual metido en sus pensamientos hacia el Faro de Cíes en el Parque Nacional das Illas Atlánticas. Habíamos tomado el primer barco de la mañana desde el puerto de Vigo con la idea de hacer el recorrido lo más temprano posible para esquivar el calor. Nuestro plan era subir los 178 metros de altura hasta el sinuoso camino que anunciaba los últimos pasos y extender la mirada hacia el Atlántico desde aquella puerta al océano que representan las tres islas. Después, una primera toma de contacto con el agua helada en la Playa de Nosa Señora, para ir a pasar la tarde al lado norte, a la Playa de Figueiras y terminar esperando el ferri de vuelta cerca del muelle en la Playa de Rodas.
- Madre mía, ¡cómo pega el sol! - dije parándome un momento para recuperar el aliento - Menos mal que hemos venido temprano. Esto a mediodía no hay quien lo haga.
- Si es que ya son casi las 11 - respondió el Barman deteniéndose unos metros más adelante - Y la pandemia ha hecho mella en nuestra forma física.
- Dirás en la tuya, porque yo sigo igual de hecho polvo que siempre. No tengo excusa - dije quitándome la gorra y secándome el sudor de la frente.
- ¿Un poco de agua? - me ofreció.
- Claro que sí. Tú si que eres un profesional - le dije sonriendo.
Pero su silencio me dejó aún más pensativo de lo que venía en aquella caminata. El Barman no era de anunciar cosas al viento, de pensar en voz alta o de compartir reflexiones sobre sí mismo. Eso era más bien cosa mía. Recordé, en ese preciso momento, aquel comentario al que no di mucha importancia unos días atrás mientras mirábamos desde el otro lado de la ría cómo se ponía el sol por detrás de las islas que ahora pisábamos.
En el hilo sonaban Foals
Es verdad, que nos alimentamos e hidratamos recargando energía, cada uno desde nuestro mundo, desde nuestros momentos, es tan necesario.
ResponderEliminarMe gusta el diálogo que has hecho en el relato.
Un abrazo.
Tendríamos que beber mucho más de las fuentes de los sabios, esos que han pasado antes que nosotros por caminos más polvorientos y menos iluminados de los que ahora nos saludan.
EliminarMuchísimas gracias por disfrutarlo!
En tus primeras "partes" por llamarlas de alguna forma, fluyes poéticamente, como una charla interna contigo, y donde sobresale la sensibilidad que tienes para narrar. Y en las segundas partes, fluyes con elegancia y atino en lo cotidiano, en el reflejo en el que todos podemos reconocernos.
ResponderEliminarPreciosos ambos!
Un abrazo
Qué bonitos siempre tus comentarios. Eso sí que fluye y me hidrata bien por dentro.
EliminarMuchas gracias!
Que siempre encontremos la fuente de nuestra energía necesaria. Abrazo
ResponderEliminarQue a veces es la más simple cosa que a cualquier otro le pasaría por alto. La basura de un hombre es el tesoro de otro.
EliminarMuchas gracias!
Reflexiones y relato de calidad y realismo.
ResponderEliminarAbrazos Cleveland.
Ese Atlántico, sin llegar a las islas, estará la semana que viene al alcance de mi mano.
EliminarChao.
¡Qué suerte la tuya! Y la mía, que la semana que viene también estaré extendiendo la mirada (y muy probablemente la panza también) por aquellas latitudes.
EliminarMuchas gracias!
De una forma u otra siempre escribimos relatos de principios sin final, ¿no?
ResponderEliminarSaludos,
J.
Queda en la mente de cada cual imaginar cómo continúan las historias que dejamos a medias, pero sí las hay redondas y con punto y final donde todo cuadra en su lugar.
EliminarMuchas gracias!
Historias haciendo camino... Para llegar el final hay que seguir caminando.
ResponderEliminarUn gustazo leerte.