martes, 7 de octubre de 2025

PrecipitáNdome

... al vacío. 



85ª Maleta

La química del dinero se diluye a fin de mes cuando se mezclan salud, vetustez o caridad. Atufa a madera mojada, a vino y a sudor seco, sabe a sal pegada y ocre, amarga la conversación. Puede vestirse con seda y rascar como la lana, sintetizar veredictos, vivir de tu connivencia, reformarte la conciencia con soberbias cualidades y hacerte el hombre invisible ante los ojos de los que siguen a la carrera haciendo girar su rueda, dorando su propia prisión.

La química del amor combina o se descompone, colorea o funde a negro, se enfría en un abatidor. Empalaga la ilusión, engaña su juego de espejos, quema de cerca, duele de lejos, sienta bien al corazón. Reacciona en la probeta de manera inesperada y suele tener la maleta del domingo preparada por si hay que salir corriendo, por si llega la llamada, por cambiarse de planeta o quedarse en la estacada. Su proceso flota en el aire y en el vacío, camina en el alambre, pende de un hilo, te atraviesa con su carga de ion positivo y aunque ofrezca un resultado lejos de lo prometido, tal vez sea el experimento que más veces repetimos.

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Las maletas de regreso se hacen siempre al mogollón. Si tuviera rayos X en los ojos, estoy convencido de que todas las maletas que he llevado de entrada a las habitaciones llevaban ropa perfectamente doblada, outfits pensados con detenimiento para cada ocasión y para varios 'por si acasos', pero organizados y bien colocaditos en un Tetris perfecto. La misma seguridad y las mismas pruebas tengo, de que si viera el interior de las maletas que he bajado de salida del hotel, vería ropa arrugada, gurruños de camisetas usadas mezclados con ropa interior que nunca se llegó a utilizar, pero que irá igualmente a la lavadora al llegar a casa.

El Barman y yo hacíamos la maleta en silencio. La maleta de vuelta. Y aunque ni él, ni desde luego yo, teníamos claro hacia dónde volvíamos me di cuenta de que ambos estábamos doblando todo con un especial cuidado y dedicación, acomodándolo cada uno en nuestro equipaje como si aquella maleta fuera en verdad una maleta de ida, de comienzo de viaje. En cierto modo, eso era lo que teníamos por delante.


En el hilo sonaba Dani Fernández

viernes, 12 de septiembre de 2025

OcultaNdo

... la cara de la Luna.



84ª Maleta

No se me da bien recibir halagos. Ni me compraría, ni me sé vender. No preguntes más por mis fortalezas, me caí en el foso al intentar cruzar y nado extramuros de la gran ciudad. Nunca me desprendo de mi propia toga y me auto vigilo sin pestañear. Soy un impostor, el lobito bueno; no me dejaría abierto tu corral.

Hiervo por la noche agua en la cazuela para evaporarme libre y transparente, pero en la mañana soy como el rocío que se precipita sobre tu jardín. Si notas un frío cuando te desnudas es porque mi aliento muere por tu piel. No te creas nada. Son sólo apariencias. Mis abejas pican y fabrican hiel.

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Sí. Acababan de anunciarnos que el Expediente de Regulación Temporal de Empleo al que llevábamos sometidos desde hacía 6 meses iba a transformarse en un 'ERE', sin la 'T' de temporal. Vamos, que muchos de los que estábamos en aquella reunión íbamos a quedarnos sin trabajo al que volver, sin rutina de la que quejarnos, sin jefe al que soportar, sin anécdotas del día, sin un tercio de nuestra vida habitual. Un tercio.

Era inevitable sentir incertidumbre. Más aún si es que era posible después de haber pasado encerrados en casa tanto tiempo, aplaudiendo desde los balcones como punto de conexión con la realidad. Porque todo lo que salía por la televisión no parecía real hasta que tomaba cuerpo en alguien conocido como nos pasó a nosotros con la Gobernanta.

- ¿Esto es una putada o una oportunidad? - le pregunté al Barman cuando cerramos la llamada.

- Claramente, una oportunidad - me dijo sin titubear.

Y su seguridad me dio una cierta calma. Como cuando evacuábamos el Hotel en los simulacros de incendio. Sin humo, sin calor, sin crujidos de materiales consumiéndose entre las llamas.


En el hilo sonaban Usted señálemelo

domingo, 7 de septiembre de 2025

NublaNdo

... tu mente.


83ª Maleta

La mañana te aplasta en la cama. Ni la luz vence a la gravedad de tu carne y tus cinco sentidos aliados contra tu voluntad. Unas sombras han cobrado vida ocupando tu sitio en el mundo. Te han quitado la voz y hacen turnos para no dejarte descansar. De la mano del agotamiento, los paseos son por el alambre y no llega la hora en que el hambre te recuerde que debes comer. El instinto de supervivencia es un ruido de demoliciones y tus nervios, hasta ahora templados, borbotean en ebullición. Una banda de desconocidos toca música clásica triste y no sabes a lo que viniste, ni reconoces la habitación. En platea te aplaude tu público en mitad de un ataque de pánico, pero el vértigo se siente lúcido desde el púlpito de la confusión.

Las miguitas de pan que tiraste para no perder el buen sendero se difuminan ante tus ojos en un suelo que cruje al pisar y te pierdes en un mar de dudas, entre olas de viento y arena que resecan la sangre en tus venas, que revisan a más tu condena, que graban un semblante de pena en las caras que transmitían paz.

¿Qué será de nosotros ahora que la vida se ha vuelto tan cínica?, ¿qué requiebros, regates, cabriolas, nos veremos forzados a dar?. ¿Quién se ocupará de nuestros huesos en la fosa común del olvido?, ¿qué universos proyectaremos?, ¿qué sandalias nos calzaremos para cruzar por ese desierto al que nadie se quiere enfrentar?

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Se acababa el verano y con él la última extensión que nos habían dado del ERTE al que habíamos quedado abocados por la situación del turismo mundial. La dirección de la cadena había aprovechado para llevar a cabo en el hotel las reformas para las que nunca se encontraba un buen momento, ni espacio en la previsión de reservas para molestar lo menos posible a los huéspedes durante las obras de renovación. Aquella mañana nos habían convocado a una reunión por Teams para explicarnos la dirección que iban a tomar los acontecimientos en el futuro del hotel y la expectación era enorme.

- Buenos días y muchas gracias a todos por asistir a esta reunión. - empezó diciendo el Director. - Como bien sabéis, el Hotel Kimera ha sufrido en los últimos meses muchos cambios previstos dentro de los procesos de la fusión con una gran cadena y su estandarización de comodidades y recursos, pero también imprevistos como esta pandemia que, al margen del menoscabo económico, tanto daño nos ha hecho física y mentalmente a todos a nivel personal. Quiero aprovechar la oportunidad para mandar todo mi cariño y un emocionado abrazo a todos los que hayáis perdido a algún familiar, amigo o conocido durante estos meses terribles, así como a aquellos que aún lucháis con las secuelas de este virus que nos ha enseñado lo vulnerables que somos en realidad a circunstancias externas y fuera de nuestro control. En ese marco, el de la reconstrucción desde una situación inédita y prácticamente impredecible, es en el que os vengo a comunicar las decisiones que se han tomado desde la dirección general de la cadena.

Nunca en la historia de las reuniones, presenciales o virtuales, oficiales o informales, se habían mantenido tantos ojos fijos en una pantalla, con tanto silencio y atención a las palabras que estaban a punto de pronunciarse.


En el hilo sonaban Luis Brea y El Miedo

lunes, 25 de agosto de 2025

MejoraNdo

... lo presente.


82ª Maleta

No sé si el sol del estío se despide de mí, desmoronado, o soy yo quien asciende hacia el ocaso ligero de peso, a regañadientes. Tengo dudas por si el giro rotativo me despierta al otro lado de la cama, en un cuarto sin luz y una ventana por la que no se pueda ventilar, que esté tapiada. Las rodillas de mi fe, siempre dobladas, se afinan como en un ave zancuda, se vuelven de cristal sin su cruzado, se visten del color de un nazareno. Me he desnudado de mi neopreno y me arrastran las corrientes enfriadas. Suena el despertador, aún es de noche y el sueño es en verdad una pesadilla, pero me pongo en pie agradecido de nadar sin morir a tus orillas.

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- Este es el último concierto del verano en Castrelos - le insistí al barman - ¿cómo no vamos a ir?

- Pues es que a mí India Martínez..., ¡ñe! - me dijo poniendo una mueca.

- ¡Pero si no la has escuchado!, ¿cómo sabes que no te gusta? - repliqué.

- Pues por eso mismo; porque no sé ni lo que canta. ¿No prefieres que vayamos por el centro?

- Vamos a ver. El centro seguirá allí mañana, pero el alcalde estará hoy en el parque presentando el concierto como el mejor del mundo, como siempre. Sólo por la performance de Abel Caballero ya merece la pena acercarse. Y que lo tenemos a dos pasos. Anda... - le dije poniendo mi voz de pedir.

- Bueeeno, pero tú haces los bocatas. Y tenemos que coger algo para poner en el suelo que si no nos ponemos perdidos de tierra. Voy a meter unas bebidas en el congelador - dijo poniéndose en marcha.


En el hilo sonaban Indios con Zoe Gotusso

sábado, 16 de agosto de 2025

LigaNdo

... en analógico.


81ª Maleta

Soy más que un ser digital basado en unos y ceros o una orden que dictar a un obtuso buscador. El lenguaje se engrandece cuando mido las palabras refugiado en el misterio, cara a cara, como Bond. Me cuenta más tu mirada intensa, directa o esquiva que cualquier fotografía publicada en un perfil. Agitadas, no revueltas, quiero las expectativas y que arranque la partida sin ases bajo la manga. No tengo más pretensión que sentir la libertad, ver tus alas desplegarse, marfil blanco en tu sonrisa, abandonarme al furor en un salón sin relojes y hacer fuego con el roce de tus pies bajo la mesa. Sube la apuesta, el tiempo no espera y reduce mi silueta por la carretera.

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- ¿Cuándo fue la última vez que te echaste al cuerpo un 'polbo' como este? - le pregunté al Barman señalando la tabla con el palillo plano de madera.

- Anteayer mismo, Botones, que allá donde me llevas no perdonas la ración de pulpo a la gallega.

- Es que está tan rico..., y sólo lo como cuando vengo a Galicia - le dije haciendo un puchero con el labio inferior.

- Ya sé, hombre, ya sé..., si a mí también me gusta mucho..., ¿¡a quién no le va a 'gustá' un pulpo gallego del siglo primero!?

- ¿A quién no le va a 'gustá'? - dijimos al unísono chocando los tercios de Estrella Galicia.


En el hilo sonaba Danza Invisible

lunes, 21 de julio de 2025

JuntaNdo

... los puntos.



80ª Maleta

Hubo un hilo conductor, la chispa que centelleaba inagotable en tu mirada cuando aún no había camino, ni señales, ni destino. En océanos de dudas las olas fueron montañas, su espuma brisa efervescente, la noche sólo oscuridad. Un verano en mi libreta, una escena en tu escaleta, tu voz en off, la vendetta por jamás aminorar. Mientras miraba tu dedo la luna se volvió nueva, se retiró la marea y encallaron las bateas. Precipitó desde el cielo una estrella de tinta indeleble y por su espiral negativa me deslicé hasta el final. Las luces por la ladera fueron puntos que uní despacio, silueta de un cuerpo desnudo repuntando en un pezón. La línea por la que cortaste el perfil de mi horizonte, el aire de mi batiscafo, la grieta de mi corazón.

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Camino de Cambados para disfrutar de la 'Festa do Albariño' le pedí al Barman que diéramos un pequeño rodeo por la costa para visitar la Ermita de Nuestra Señora de La Lanzada. Avanzamos pasado el crucero de la ermita y dejamos el coche en el aparcamiento. Al ser por la mañana no había casi nadie ya que el atardecer le otorga aún más magia a esa zona. De hecho, aquella era la primera vez que estaba por allí a esa hora del día y advertí que la luz de levante le daba un enfoque muy diferente al lugar. Como es menester, le echamos una ojeada a la Virgen a través de la mirilla y nos acercamos al mirador para alargar la vista, por un lado hacia la Isla de Ons, y por el otro hacia la enorme playa de La Lanzada. El viento soplaba racheado como casi siempre.

- ¿Ves estas piedras de aquí cerquita, lo que está justo antes de la playa? - le dije al Barman - Es el islote de Outeiro das Lapas. Hacia el extremo hay una roca grandota que está fracturada de lado a lado y que yo juraría que cada año se separa un poco más.

- ¿Y qué tiene de especial? - me preguntó sin sacar las manos del bolsillo delantero de su sudadera.

- A la entrada hay una pequeña cueva, la cueva de los niños perdidos, que cuando hay bajamar se puede explorar. Cuentan que hay unos túneles de varios kilómetros que conectan el islote con la Isla de Ons - dije dibujando con el dedo una línea invisible por encima del mar - pero lo cierto es que nadie los ha visto nunca.

- Oh... - se quedó pensativo un instante - y..., ¿quién vive en una piña debajo del mar?

- ¡Bob Esponja! - respondí marcando cada sílaba.

- Jajaja, 'mi madriña' Botones y aún no hemos empezado con el Albariño..., tira p'al coche, ¡anda!


En el hilo sonaba Leiva.