... en analógico.
81ª Maleta
Soy más que un ser digital basado en unos y ceros o una orden que dictar a un obtuso buscador. El lenguaje se engrandece cuando mido las palabras refugiado en el misterio, cara a cara, como Bond. Me cuenta más tu mirada intensa, directa o esquiva que cualquier fotografía publicada en un perfil. Agitadas, no revueltas, quiero las expectativas y que arranque la partida sin ases bajo la manga. No tengo más pretensión que sentir la libertad, ver tus alas desplegarse, marfil blanco en tu sonrisa, abandonarme al furor en un salón sin relojes y hacer fuego con el roce de tus pies bajo la mesa. Sube la apuesta, el tiempo no espera y reduce mi silueta por la carretera.
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- ¿Cuándo fue la última vez que te echaste al cuerpo un 'polbo' como este? - le pregunté al Barman señalando la tabla con el palillo plano de madera.
- Anteayer mismo, Botones, que allá donde me llevas no perdonas la ración de pulpo a la gallega.
- Es que está tan rico..., y sólo lo como cuando vengo a Galicia - le dije haciendo un puchero con el labio inferior.
- Ya sé, hombre, ya sé..., si a mí también me gusta mucho..., ¿¡a quién no le va a 'gustá' un pulpo gallego del siglo primero!?
- ¿A quién no le va a 'gustá'? - dijimos al unísono chocando los tercios de Estrella Galicia.
En el hilo sonaba Danza Invisible