... mis pecados.
75ª Maleta
Si alguna vez despierto y todo arde alrededor, sabré que la condena se argumenta en mis errores. Si caigo hacia el vacío, pero no siento el dolor, entenderé que el vuelo es pólvora del camino. Si estoy paralizado y observo un resplandor, que lloren las Perseidas de una noche tropical. Si escapo de la muerte, si vivo eternamente, que me abonen lo que adelanté por mi ceremonial.
No existe ningún trazado sin curva de Tamburello, ni héroe que sobreviva a una flecha en el talón. Que me pille confesado el nudo de mi soga al cuello. Que me quiten lo bailado cuando acabe mi canción.
==========================================================================
Teníamos todo preparado para la videollamada semanal que era en lo que se habían convertido las antiguas quedadas para tomar un vermú antes de comer. Unas cervecitas, algo de picar y la pantalla del ordenador preparada para comentar la nueva extensión del estado de alarma, cada uno desde su casa. Lo bueno es que ahora lo podíamos organizar un martes cualquiera como aquel 28 de abril de 2020.
- ¡Hola a todos! - dijo el barman copando el centro del tiro de cámara. - ¿Cómo estamos?
- Estamos muy bien, la verdad. Mirad a quién tenemos por aquí - dijo la novia del barman mientras su imagen temblequeaba moviéndose de un lado a otro.
Todos nos llevamos una grata sorpresa. Desde el fondo de una mascarilla del tipo pico de pato, delgadísima, sentada en una silla de ruedas, la Gobernanta nos saludaba levantando una mano con notable esfuerzo. Había pasado 48 días en la UCI del Gregorio Marañón. Pero ahí estaba poniéndonos ojos de sonrisa.
- ¡Pero bueno, qué alegría! - dije un poco estremecido por su aspecto.
- ¡Bienvenida al nuevo mundo post-apocalíptico! - dijo el barman.
Y así se sucedieron una serie de comentarios por el estilo de todas y cada una de las pequeñas ventanas de aquella reunión. De todas, menos de una. En un rinconcito entre tanta pantalla, el Jefe de Recepción no podía articular palabra ni contener las lágrimas de la emoción.
En el hilo sonaban Morgan