jueves, 10 de octubre de 2024

UrdieNdo

 ... hilos.



68ª Maleta

Te queda grande la vida. Te sobra manga, ancho de hombro y pernera. Los zapatos te bailan como chanclas de verano y el sombrero te tapa los ojos y las orejas. Tienes un traje a medida para ser feliz pero te falta cuerpo para ocuparlo, mente para lucirlo y espíritu que lo mantenga lustroso mientras reposa de noche sobre su galán.

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Todas las horas del día eran la misma repetida. Habíamos terminado con toda la harina y las baldas vacías del supermercado indicaban que no éramos los únicos que habían optado por la repostería para pasar el tiempo. La falta de papel higiénico constataba que tampoco éramos precisamente una sociedad de maestros pasteleros...
Las ocho de la tarde se convirtieron en las campanadas de cada día pero en lugar de reunirnos con nuestras familias frente a la televisión con doce uvas entre las manos, nos reuníamos con nuestros vecinos en las ventanas y los balcones para aplaudir el esfuerzo de los que estaban luchando cara a cara contra la muerte. Sin embargo, aquella tarde no llegamos a asomarnos.

- Venga barman, que ya son y 57 - le dije señalándole la hora en la pantalla bloqueada del móvil que traía en la mano - ¿Qué pasa?; ¿todo bien?.

- Han ingresado a la gobernanta en el Zendal - me soltó sin pestañear.

De repente, todas aquellas cifras que escuchábamos en el telediario tomaron forma, rostro, expresión, recuerdo..., y un escalofrío intenso me recorrió la espalda al escuchar afuera los primeros aplausos.  


En el hilo sonaba Fink

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. No sé si decirte que es una época para olvidar, o para recordar para siempre...
    Tus textos son preciosos,es un lujo leerte.
    Un abrazo

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    Respuestas
    1. En su día, llegué a pensar que de aquella sí, saldríamos mejores, con más conciencia de la importancia de nuestras pequeñas acciones cotidianas…
      El lujo es recibirte en cada nueva entrada.
      Muchas gracias!

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  3. Parece tan lejano ya... Como si ya hubiéramos olvidado el miedo que sentimos. Como tú, según le dices a Lunaroja, también creí entonces que saldríamos de la pandemia siendo mejores personas. Me doy cuenta ahora de que era una vaga ilusión y tengo la sospecha de que salimos aún peores, quizás más individualistas. Una pena esa oportunidad perdida.

    Me alegra ver que vuelves a publicar. Me gusta cómo cuentas las historias y los textos previos a la escena son joyas.

    Besos

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