... en el desierto.
64ª Maleta
Allá afuera, en la arena, cuando te encuentras en el medio de mil espejismos de agua inexistente y la soledad se convierte en un hecho tan profundo e inabarcable que dudas incluso de los sonidos de tu propio cuerpo, el latido de tu corazón, el chasquido de tus huesos, el rugir de tus vísceras resecas, es entonces cuando centras tu cabeza o la pierdes para siempre.
Las memorias de brasero, las leyendas de taberna, los cuentos con moralina para hijos de hombres sabios y hasta las evidencias supervivientes de una realidad tan violenta como ajena a cualquier rutina conveniente no serán suficientes para prevenirnos, pues siempre habrá una descarga, un pretexto que nos exculpe por no haber estado preparados para esto.
=========================================================================
Entre las personas de a pie, sólo aquellos con responsabilidad en temas que tuvieran que ver con la organización o la previsión a futuro estaban realmente preocupados y empezaban a movilizarse internamente para crear algún tipo de protocolo de emergencia sin saber muy bien qué partida asignar a semejante proceso. El resto permanecíamos aletargados, mirando la televisión, hablando de los murmullos que se escuchaban en los despachos y levantándonos a la misma hora de siempre para ir a trabajar con las mismas ganas de siempre de que llegara el fin de semana.
- Entonces, ¿ya estás más o menos bien? - le pregunté al barman mientras cerraba la puerta de casa.
- No lo sé, cof cof, sólo me queda esta tos tonta - carraspeó - pero no me fío un pelo.
- Verás que no es para tanto y te has pasado el fin de semana encerrado como un conejo en su madriguera para na..., pero ¿a dónde vas?.
- Por las escaleras, botones, por las escaleras! - gritó ya desde el segundo rellano.
En el hilo sonaba Sting
Esta bien que nos traigas otra vez esas maletas que tanto tienen que contar. Un saludo.
ResponderEliminarMe encantaría ser capaz de perseverar en ellas con algo más de frecuencia, la verdad.
EliminarMuchas gracias!
Si el que tose no sabe cómo está, quién lo va a saber.
ResponderEliminarSí, quién lo iba a saber si los que sabían le decían al que tosía: "bah!"
EliminarMuchas gracias!
Se te echó de menos Clev! Es un placer volver a tu hotel!
ResponderEliminarUn beso!
El placer es mío al recibirte de nuevo!
EliminarMuchas gracias!
El temor está a la orden del día, no es el mejor compañero de viaje pero acecha incansablemente, cuando parece que el actual está superado, uno nuevo viene a darle el relevo.
ResponderEliminarYo también sueño con la lluvia y jardines en el desierto, siento cierta complicidad con las letras de algunas canciones de Sting.
Un abrazo 🌸
El miedo nos mantiene bajo control, un control que, o bien nos ata, o bien nos empuja a una carrera sin sentido hacia donde nos arrastre la corriente.
EliminarMuchas gracias!
Se nos ha llenado la vida de toses... unas tontas y otras no.
ResponderEliminarSaludos.
Como era eso de que no hay toses tontas sino tontos incapaces de aceptar las normas de convivencia?, o algo así... :)
EliminarHola, CleveLand:
ResponderEliminarY todo empezó con una tos leve; o quizá con una caricia ligera o con un beso suave... Y los gestos que nos convertían en humanos pasaron a ser pan del demonio.
Un abrazo, CleveLand.
A estas alturas deberíamos volver a repensar qué es lo que nos convierte en humanos y qué es lo que nos hace deshumanizarnos.
EliminarMuchas gracias!
Aquellos adormecidos que los mantienen así pegados al televisor, son los más temibles. No piensan, los comandan.
ResponderEliminarAbrazos
estamos entretenidos en no pensar. La montaña frente a nosotros es tan enorme..., que es más fácil evadirse.
EliminarMuchas gracias!
Gracias por tu huella en mi blog
ResponderEliminarLas maletas, mochilas, bolsos y hasta los alijos contienen memorias ,lazos y melancolías
Cualquier cosa puede salir de una maleta. ¿Te imaginas los objetos perdidos de los grandes aeropuertos internacionales?
EliminarMuchas gracias!