sábado, 3 de noviembre de 2018

Xerografi(á)Ndo-me

... el trasero.


34ª Maleta

Me he empeñado en trabajar en un reinicio completo. Nada de apagar y encender como un ordenador muy usado, sino de empezar otra vez con un yo nuevo, un cuerpo en blanco. Ante la hoja de papel empiezan las primeras dudas: ¿debo llamarme igual que ahora?, ¿con los mismo apellidos?, ¿renacer justo aquí y heredar el polvo de este viejo trono?,...

Tal vez si empiezo por la básico y voy cogiendo forma todo lo demás venga rodado y pueda darme nombre solo con mirar el resultado. Empezaré por dos piernas robustas que me permitan correr mucho y deprisa pues no hay tiempo que perder. Brazos definidos y fibrosos desde la muñeca rematados con hombros grandes y redondeados para que el viento los recorra sin resistencia, aerodinámicos. La espalda ancha y prominente como un nadador de aguas abiertas, que se note mi presencia en el océano de ahí afuera y, finalmente, un abdomen duro al tacto que soporte con firmeza el peso de mis peores decisiones y estabilice aciertos y errores en un equilibrio testado en las más adversas circunstancias.

Me pongo en pie frente al boceto, reviso los trazos, giro la cabeza, camino unos pasos alejándome para ganar en perspectiva pero..., solo distingo el perfil de unos sueños que se rompen al despertar.
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Esa semana estaba más distraído de lo normal venga a darle vueltas al reencuentro en la terraza y a lo a gusto que habíamos estado. Emma estaba trabajando en otro Hotel y yo estaba urdiendo uno de mis planes para poder organizar algo con ella. Solo con ella esta vez.

- No le des tantas vueltas botones - me decía la gobernanta con su infinita paciencia.
- Pero, ¿cómo no le voy a dar vueltas? Tiene que ser algo casual pero pensado, algo informal pero estiloso, algo calmado pero divertido, algo normal pero memorable, algo...
- Si estás tan pendiente de todos los detalles no podrás disfrutar de lo esencial de una cita.
- ¿Y qué es? - dije concentrando toda mi atención.
- Pues, ¿qué va a ser? ¡La chica! Si no estás relajado no podrás actuar con naturalidad y eso se nota.
- Ya, claro, pero...
- Ven aquí, acércate - dejó el listado de habitaciones sobre el carro y dejó sobre él las gafas. - Eres un chico estupendo y ella lo va a pasar genial contigo. Disfruta el momento, no pienses tanto, ¿de acuerdo? - me agarró la cara con las dos manos estrujándome los mofletes de forma que se me quedaron morros de pez - ¡Todo irá bien botones!

En el hilo sonaba Club del río & Ede

10 comentarios:

  1. Yo creo que la gobernanta está empezando a sentir algo eh...

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  2. SI cambiar fuera tan fácil como dibujar un boceto, de seguro las parejas durarían más tiempo...

    Saludos,

    J.

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    1. Dibujar hacia donde uno quiere ir no es, tampoco, una tarea fácil cuando no se tiene claro ni el papel, ni la tinta que utilizar.
      Muchas gracias!

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  3. Cambiar conservando, esa es la dificultad, dejando siempre una sudadera vieja en la maleta por si sentimos frío. Un abrazuco

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    1. Hay quien dice que la gente no cambia..., que solo se viste para una ocasión diferente.
      Muchas gracias!

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  4. Si es que las cosas a veces hay que dejarlas fluir sin más. Esa suele ser la mejor estrategia de aproximación.

    Besotes!!!

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    1. Dejar fluir es sin duda lo más natural pero a veces hay que esforzarse por nadar un poco contracorriente, coger músculo y mostrar un verdadero interés por llegar hasta la orilla. ;)
      Muchas gracias!

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  5. Uy esos morros de pez y ese boceto es una señal, verás tú...

    Gracias por tu visita utópica.
    Abrazote utópico, Irma.-

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    1. Cuando era crío uno de mis profesores favoritos de todos los tiempos me cantaba al inicio de un punto que jugáramos uno contra el otro una canción de Capitanes Intrépidos: "Ay mi pescadito deja de llorar, ay mi pescadito no llores ya más..." Era mi profesor de tenis. Lo hacía para que mi bola cayera en la red de la pista. XD
      Muchas gracias!

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